Este es el hotel que mejor envejece de todo Guadalajara. Por fuera es ícono de la arquitectura de la ciudad y por dentro es un hotel que lo tiene -casi- todo. Me he hospedado en varias habitaciones de varias categorías, en este caso fue la 1537, y aunque el tamaño y amenidades varían, lo que todas comparten es una atmósfera de “relax”, desconectarte del ruido y de la ciudad y descansar en una limpia y MUY cómoda habitación.
Para mí la limpieza es algo -MUY- importante en un hotel, a veces más que la comodidad y el Presidente Intercontinental Guadalajara lo hace excelente, las sábanas, toallas, alfombra, baño, todo impecable. Las amenidades de IZAPA hacen que toda la habitación huela delicioso. Se nota que invierten en suficiente personal de mantenimiento lo cual agradezco mucho.
El personal es -amable-, no “muy amable” pero -amable”, no me hicieron ninguna descortesía pero siempre los he notado apurados en completar sus procesos en sus sistemas más en que en ver si necesito algo más o simplemente dar una atención tranquila sin prisas.
El tema que podría sugerir como mejora urgente son las opciones de comida dentro del hotel. El restaurante principal “Café Urbano” tiene un concepto que no cuadra ni con el hotel ni con el concepto de los hoteles Intercontinental; el diseño y el ambiente para nada invitan a ir a comer a menos de que no haya otra opción. Me parece un lugar incómodo que parece más sala de juntas a restaurante.