Llegamos de un largo y caluroso trayecto en coche, muy agotados del viaje y sorpresa, el hotel estaba cerrado y con un cartel de "Completo". Después de no podernos creer lo que sucedía encontramos, por casualidad, el número de contacto que el recepcionista había dejado en un rincón del ventanal. Al llamar tardamos más de 10 minutos en convencer al conserje que teníamos la reserva hecha y de que queríamos entrar en nuestra habitación. Finalmente, después de mucho insistir e identificarnos mil veces, el conserje accedió a darnos la clave de acceso y pudimos entrar. Al entrar, la habitación olía a tabaco (es un hotel no fumador, en teoría) y no tenía nada que ver con las fotografías de la web. La habitación era espaciosa pero sin alma, y no muy limpia. El valor de la habitación es exagerado para lo que ofrece. No recomiendo este hotel. Muy poca profesionalidad