Escogimos el hotel porque queríamos un par de días de relax en plena naturaleza antes de continuar nuestro viaje por Quebec. El hotel es fantástico, está en medio de la nada con un lago propio de 22 km de perímetro que puedes recorrer en barca o bici, todo a tu disposición en el hotel. También hay zonas de playa y picnic en el lago y en todo momento tienes la sensación de estar completament solo, como si el hotel estuviera vacío pero estando lleno. Casi ni te cruzas con los otros huéspedes, hecho que valoramos mucho, ya que buscábamos mucha tranquilidad. La atención del personal era exquisita, por ejemplo, a la hora de cenar cuidaban que siempre tuvieras mesa con vistas al lago y había un menú fantástico de 4 platos por aproximadamente 100$ todo incluido. También había un menu parecido a la hora de comer o podías escoger uno más sencillo y económico, aunque nosotros preferimos comprar algo en el pueblo y hacer picnic. Nuestra estancia fue de ensueño y lo único que lamentamos es que el hotel esté tan lejos de Barcelona porque no podremos repetir!!!