Tras unos dĂas de viaje por el sur de Francia, este fue el hotel que menos nos satisfizo.
Su ubicaciĂłn es muy buena, entre el puerto viejo y el barrio de Castellane, desde donde parten los autobuses urbanos a los Calanques. El personal es amable y el hotel es uno de los mĂĄs econĂłmicos que pude encontrar.
Como nota negativa, durante el check-in, el recepcionista no nos ofreciĂł ningĂșn consejo acerca de la ciudad, como venĂa siendo habitual en otros hoteles. La habitaciĂłn era bastante pequeña, con ciertos detalles tales como cables del aparato de aire acondicionado saliendo de un agujero de la pared, que hacen que no te entre el lugar por los ojos.
Aunque la cama era cĂłmoda, nos dimos cuenta que el somier parecĂa bastante artesano, daba la sensaciĂłn de que estaba hecho con palets. El baño era muy pequeño, principalmente la ducha. Un pequeño plato de ducha con mampara que hacĂa prĂĄcticamente imposible el enjabonado.