El recibimiento fue muy cálido, si consideras que cálido es ser recibido por una cucaracha en el baño. Me cambiaron de habitación inmediatamente, lo cual nos pareció lo adecuado. El problema es que el baño estaba tapado, eran las 11pm, cuando pedí que arreglaran el problema la respuesta fue clara, “crees que tenemos a un trabajador solo para ti esperando? Tendrás que esperar hasta mañana y si quieres”. La tipa procedió a levantarme la voz, le pedí que me bajara el tono y entonces se hizo la insultada, me corrió y “me dijo que me iba a regresar el dinero”, pero el otro trabajador la calmó. En cuanto llego de vuelta a la habitación de nuevo, los vecinos de cuarto “casualmente” empezaron la fiesta. Música fuerte y risas. Me quejé de nuevo y de recepción (que ya era otro empleado) “les marcó” para pedirles que le bajaran. El asunto es que las habitaciones NO HAY TELÉFONOS, entonces pues la farsa continuó y nunca bajaron volumen de nada hasta las 3 am. Moraleja: siempre obtienes lo que pagas. Era una semana en Anaheim muy visitada, no encontré otro hotel a esas alturas. Aunque debo de decir que el desayuno estaba lo suficientemente decente y limpio.